Lionel Ménard

Francia / Alemania

Todo comienza en 1987: Lionel descubre a Marcel Marceau y pasa diez años trabajando con su equipo. Como parte de su trabajo en el guión de una película, escucha a Alexandro Jodorowsky; después de una buena comida, se convierte en coach de Ticky Holgado. Tras varias audiciones, finalmente se une a la compañía de Philippe Genty. Apasionado por la música contemporánea, lleva al escenario al Cuarteto Arditi. Pasa una semana con Michael Jackson y Marcel Marceau preparando Childhood para la HBO y escribe un pequeño esbozo para una noche de Philippe Glass en el Carnegie Hall. Claude Lelouch le ofrece el papel de Jesús en una trilogía, y trabaja como coreógrafo para Jean Paul Goude y Lea Seydoux. Amante de las Gymnopédies, crea «Bonjour Monsieur Satie» en la Konzerthaus de Berlín y pone en escena espectáculos con Bodecker & Neander. Es invitado a escribir y crear un «espectáculo para los más pequeños» en la Filarmónica de Luxemburgo, pone en escena «The Snark» en el Festival de Sídney con Scott Kohler y «Out of the Blue» con Alexander & Wolfram en el Festival de Valencia (Venezuela), manipula un pájaro para François Morel e intenta hacer bailar a François, después conoce a Bartek Ostapczuk en Dresde, lo que supone el preludio de varias obras en Polonia…..

El punto común de todos estos encuentros es que a través de ellos Lionel viaja a los cuatro rincones del mundo. La obra de la que se siente más orgulloso, sin embargo, sólo se ha representado una vez y no ha salido de sus cuatro paredes: fue la dirección de «La Volière» en el centro penitenciario de Fresnes para presos de larga duración. ENSEÑANZA: Coreodrama

Crear un espectáculo, como hacer unas prácticas, es una aventura que puede plantearse de muchas maneras. En mi caso, y dada la propia naturaleza de mi trabajo, se asemeja a una migración; el grupo asume el papel de las especies pero, como ellas, es a la vez la forma y el origen del viaje.

La ruta la definen los ingredientes, el momento, los actores. Me gusta utilizar el término coreodrama para referirme al destino final del viaje. De hecho, los coreodramas son las formas escénicas más apropiadas para transmitir la progresión de mis exploraciones hasta la fecha.

En su centro está el repertorio de Marcel Marceau, que contrasta la fantasía de Philippe Genty con la intensidad de las imágenes de Jean Paul Goude.